Test celiaquía para Intolerancias alimentarias

Existen distintos tipos de pruebas que se pueden realizar para diagnosticar celiaquía ante la presencia de síntomas y se suele utilizar una combinación de ellas para lograr resultados más certeros. La más extendida es la prueba serológica, que tiene el objetivo de detectar anticuerpos en la sangre. Estos son proteínas que genera el sistema inmunitario ante un agente dañino que buscan neutralizarlo, en este caso el gluten.

¿Qué son las pruebas para diagnosticar celiaquía?

Existen distintos tipos de pruebas y la más extendida es la prueba serológica, que tiene el objetivo de detectar anticuerpos en la sangre. Estos son proteínas que genera el sistema inmunitario ante un agente dañino que buscan neutralizarlo, en este caso el gluten. Sin embargo, este examen por sí solo no es suficiente para confirmar ni descartar que estamos ante un caso de celiaquía.

Por otro lado, existe la prueba genética, que sirve para comprobar si existe una predisposición a desarrollar esta patología. Es decir, determina si en algún momento de nuestra vida podemos desarrollar celiaquía. Esta prueba tampoco puede diagnosticar la enfermedad por sí sola, pero sí es un paso importante para descartarla, ya que, según los especialistas, no es posible ser celíaco si no se presentan los genes vinculados.

Por último, si alguna de estas pruebas arroja un resultado positivo y existe una sospecha clínica, el especialista puede indicar la necesidad de realizar una biopsia intestinal. Este tipo de prueba permite ver el grado de lesión que existe en las vellosidades del intestino delgado, clasificadas mediante la Escala Marsh.

¿En qué consisten?

El análisis serológico es una extracción de sangre normal, que permitirá conocer la presencia o no de cuatro tipos de anticuerpos: antigliadina, anti-peptidos deamidados de la gliadina, antitransglutaminasa y anti-endomisio.

La prueba para comprobar la predisposición genética se hace mediante una muestra de células de la mucosa bucal, en la cual se realiza un análisis completo del sistema HLA-DQ. Dentro de este, el DQ2 y DQ8 son los genes vinculados con la celiaquía que explicarían un 95% de los casos.

¿Por qué se realizan las pruebas de celiaquía?

Ante la aparición de los primeros síntomas asociados a la celiaquía es fundamental realizar un estudio completo para confirmarla o descartarla, ya que si no se detecta puede generar lesiones graves en el intestino.

Los médicos suelen recomendar la prueba serológica de celiaquía a pacientes con síntomas digestivos como diarrea, vómitos, estreñimiento, distensión abdominal y reflujo. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la celiaquía es una enfermedad sistémica, por lo que también presenta síntomas extradigestivos que varían en cada paciente.

Por su parte, la prueba genética está indicada para personas que deseen conocer su predisposición genética, aunque no presenten síntomas, o pacientes que tienen algún familiar cercano que padece esta enfermedad.

Preparación para la prueba

Hay un aspecto que es fundamental tener en cuenta a la hora de realizar las pruebas de celiaquía y es no dejar de consumir gluten antes de comprobar que efectivamente existe algún problema relacionado con su consumo. En caso contrario, se corre el riesgo de arrojar falsos negativos. Lo mismo ocurre cuando el médico indica la necesidad de realizar una biopsia intestinal.

Por el contrario, para realizar una prueba genética esto es indiferente, ya que los genes no se ven alterados en función de la dieta ni de ninguna condición, por lo que los resultados son de por vida.

¿Qué significa el resultado?

No existe ninguna prueba que por sí sola indique la presencia o ausencia de la enfermedad celíaca. Además, los síntomas de esta patología son muy variables y no están asociados solamente con el sistema digestivo, por lo cual el diagnóstico es aún más complejo de lograr. De hecho, se estima que solamente un 20 o 25% de las personas que padecen esta enfermedad están diagnosticadas.

En cuanto a la fiabilidad de la prueba serológica, si bien suele ser la primera que se realiza, es solo un paso más dentro del Protocolo de Diagnóstico Precoz de Celiaquía. Allí se establece el concepto de celiaquía seronegativa, que implica la existencia de pacientes diagnosticados que no han presentado anticuerpos elevados en la serología. Es decir, dan negativo en el análisis de sangre pero presentan síntomas y arrojan un resultado positivo en la prueba genética y en la biopsia.

En cuanto a la toma de muestra intestinal, sirve para determinar si existe lesión en el intestino delgado y en qué grado. Para ello, existe la Escala Marsh, que contempla tres grados:

- Grado 1 infiltrativa: cuando el número de linfocitos intraepiteliales es superior al 25% pero las vellosidades no están alteradas. Este grado no siempre implica que el paciente es celíaco.

- Grado 2 infiltrativa-hiperplástica: no existe lesión pero la estructura de las vellosidades presenta criptas hiperplásticas y linfocitosis intraepiteliales superior

- Grado 3 destructiva plana: a diferencia de los anteriores, existe una atrofia en la estructura de las vellosidades del intestino delgado.

Por último, si la prueba genética resulta positiva, implica que corremos riesgo de contraer celiaquía pero es posible que no la desarrollemos nunca. Es decir, un 30% de la población presenta genes compatibles, pero la enfermedad evoluciona solamente en un 1% del total.  
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